ILUSIONADO COMO UN GUAJE


“La ilusión no se come -dijo ella. No se come, pero alimenta -replicó el coronel”.

Gabriel García Márquez.

Somos producto de la suma de experiencias pasadas y de la buena gente de la que nos sepamos rodear. De la mala, también. De ellos aprendemos otro tipo de lecciones.

Y en este cóctel hay un ingrediente que nunca puede faltar, la ilusión que se le pone en cada proyecto. O en la vida en sí. Yo no sería nada sin ese extra. El particular combustible que me permite reeditar y renovar metas. Siempre metas volantes. Nunca la gran meta. Porque, después, ¿qué? Una meta volante tras otra. El premio especial de la montaña. Y así, proseguimos. Siempre, más o menos, como el guaje que fui y que aún subyace en mi interior.

Hace ya tiempo que tenía ganas de sentarme un ratito conmigo mismo para escribir sobre una nimia idea que deviene con el tiempo en algo sólido, con unas raíces que comienzan a afianzarse y a profundizar. Pero no encontraba el momento. Porque el propio proceso creativo y de implantación de lo nuevo me lo impedían. Y ahora, mientras llega la persona a la entrevista que he concertado, se comienza a materializar este texto. 

Te cuento.

Un par de horchatas mixtas de Subies. Un amparito único. Y el reencuentro de dos viejos conocidos que compartieron antaño instantes… y poco más. Aquella mesa de verano, refrescada en el interior del local, trajo más encuentros. Y el comienzo de un sueño. Y, aunque sea manida la imagen, los primeros garabatos comienzan a materializarse en servilletas de papel.

¿Qué se quiere conseguir? ¿A qué público objetivo iría dirigido? ¿Quién se encargaría de la fabricación? ¿Cómo conseguir trasmitir la imagen de producto al potencial público objetivo?

Preguntas. Más preguntas. Y una batería de respuestas. Con una premisa inicial, la calidad del producto.

Y el proceso creativo comienza a borbotear:

  • Naming. Y el por qué.
  • Imagen corporativa.
  • Una vez seleccionados los productos, sesión fotográfica.
  • Diseño del catálogo de productos.
  • Puesta en marcha de la web corporativa y correos, tras registrar el dominio.
  • Tarjetas de visita.
  • Rotulación de la furgo de reparto.
  • Alimentación cotidiana de las redes sociales.

Semanas intensas de trabajo en la que cada miembro del equipo aporta su experiencia al objetivo común. ¡Coctelera agitada! Y nos hemos puesto a sumar juntos el chef Miguel, el fotógrafo Víctor, los gadgets de Hnos. Durá Gómez, el buen hacer web de David, los diseños de Vicente… junto con las ideas de quien suscribe y opiniones diversas. Hasta que el puzle encajó tras horas de desvelos, cuando el sueño se rompe a las 4 de la madrugada. 

Somos una suma de cosas. Somos lo que comemos. Somos lo que leemos. Somos lo que mostramos en lo que escribimos. Y, como un magnífico lubricante, somos seres humanos que tenemos, o no, ¡qué lástima!, ilusión para acometer la vida misma. Para comérnosla.

¿El resultado? 3 R Food, un proyecto, ya hecho realidad. Con el objetivo, y deseo implícito, de que nuestros clientes vendan mucho. Porque lo que venden es bueno, buenísimo. ¿Lo probamos? ¿Lo deseas comprobar?

Lo mejor siempre está por llegar. En todos los sentidos. Lo que sucede es que, a veces, ya tenemos algo bueno. Y no siempre llegará otra cosa que le mejore. 

O quizás sí.

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